Carlos Verona y la conquista de un sueño

Posted on noviembre 18, 2012

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Carlos Verona, una realidad del ciclismo español (Foto: BH-Bikes)

Nacho Barranco Frías @ridebikesbf

Septiembre de 2010, Carlos Verona Quintanila (El Escorial, 1992) firma un contrato con Burgos 2016 y con tan solo 17 años se convierte en profesional del ciclismo. Evita el, para casi todos, imprescindible peaje que supone el ciclismo amateur y pasa de competir con adolescentes a hacerlo con hombres. Desde ahí todo ha sido trabajo y dedicación por un equipo y un proyecto personal que le ha llevado a fichar por uno de los bloques más potentes del pelotón, Omega Pharma-Quick Step. Una decisión que no surge de la nada, meditada y luchada es el resultado de un sacrificio que nace en 2004, cuando Carlos comienza su idilio con el ciclismo.

“Con 11 años me empezó a picar la curiosidad por el ciclismo y, con uno de mis mejores amigos que competía en el club de Collado Villalba, comencé a cogerle el gusto a este deporte”. Poco a poco fueron pasando los años y la afinidad con la bicicleta seguía creciendo hasta llegar a la categoría Juvenil, donde Carlos explota. Ese año 2009 lo finaliza con 17 victorias y le confirma como uno de los proyectos más solventes de la cantera. “Lo recuerdo como uno de los años más bonitos. Para nosotros no dejaba de ser un juego por lo que disfrutábamos carrera a carrera”. Y de esta manera, jugando, Carlos vence -por ejemplo- en la Vuelta Sierra Norte, una de las más prestigiosas a nivel nacional.

La excepcional temporada le abre las puertas del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés (Barcelona). Allí Carlos comienza a palpar el deporte de élite. “Aprendes a vivir como un deportista y además te ayudan mucho a compaginar los estudios”, comentó el ciclista. Esa estancia en el CAR, que para muchos deportistas es traumática, la recuerda como “muy enriquecedora” donde además pudo convivir con deportistas “que este año han asistido a los Juegos Olímpicos de Londres”. A pesar de los grandes resultados cosechados, la idea del profesionalismo aún quedaba lejos y el divertimento que suponía por aquel entonces la bicicleta seguía siendo eso, un juego.

La preparación que recibe en el CAR de Sant Cugat refrenda los resultados del año anterior y para 2010 la temporada volvió a ser un éxito. Compitiendo en las pruebas más importantes del calendario nacional encadenó un año “muy regular” que le permitiría vencer en el ranking juvenil de la RFEC. Ese año Carlos ya era un habitual en las concentraciones de la selección española y participó en varias pruebas internacionales de prestigio como la Paris-Roubaix Juvenil o los Campeonatos de Europa y del Mundo. Los resultados en estas competiciones no fueron los esperados pero según sus propias palabras todo tiene algo positivo: “Ahí te das cuenta dónde estás realmente. Muchas veces son necesarios estos resultados para bajar de la nube”. Sin lugar a dudas este fue el año de la confirmación del corredor madrileño y, sin ser algo buscado, llega la llamada de Burgos 2016 y el interés de otros equipos, como por ejemplo Quick Step. “Mi preparador, Javier Fernández Alba me comentó que había una oportunidad con un equipo profesional, Burgos 2016. Lo hablé con él, lo medité con mi familia, mis amigos y decidimos dar el paso”, concluyó.

Volvemos al principio, septiembre de 2010. Aparentemente la vida de este joven dio un giro de 180 grados pero para él, el cambio no fue tan brusco: “En juvenil ya entrenaba bastante. La principal diferencia en los entrenamientos fue el incremento del volumen y los kilómetros”. Sin embargo cambió su forma de ver la bicicleta: “El profesionalismo lo noté, principalmente, en la responsabilidad que debía tomar. El juego del que hablaba antes se había convertido en mi trabajo”, explicó Verona.

Carlos Verona en acción.

El primer año en la estructura de Burgos 2016 la presión por los resultados era mínima. Carlos debía aprender a ser profesional, a comportarse como tal tanto en carrera como en los entrenamientos y ese fue el objetivo principal del año. Como era de esperar no hubo victorias, pero sí buenos resultados, especialmente en carreras Sub 23 como el Tour des pays de Savoie, la Vuelta a Madrid Sub23 o L’Emporda. Además pudo disputar los Campeonatos de España, tanto en línea como contrarreloj. El niño del Burgos  ya tenía nombre y apellidos.

Para 2012 Carlos ya tenía un hueco en el equipo, el trabajo y la constancia eran sus principales credenciales para acudir a pruebas importantes. El equipo confíó en él y la pasada primavera disputó pruebas tan prestigiosas como la Vuelta a Castilla y León, la Vuelta a Asturias o la Klasica de Primavera en la que finalizó en una más que meritoria 27º posición. La temporada estaba dispuesta en dos bloques, el ya comentado de primavera y el de finales de verano. En medio, al igual que en 2011, los Campeonatos de España. En Salamanca pudimos ver a un Verona muy combativo, estando en fuga e intentándolo hasta el final. El gran público comenzaba a descubrir la calidad de este chico de, recordemos, 19 años.

Se acercaba agosto y con él una cita importante. “Desde enero había pensado en el Tour del Porvenir y era uno de los objetivos del año”. La preparación había sido perfecta pero la mala suerte se cebó con el madrileño. Una doble caída en la tercera etapa echó por tierra las aspiraciones del joven corredor y tras un fortísimo golpe en la cadera, las prestaciones de Carlos disminuyeron mucho. A pesar de ello luchó por finalizar todas las etapas y así lo hizo: “Era una responsabilidad. Habían confiado en mí y debía demostrarles que, a pesar de las caídas, iba a luchar”.

Carlos Verona, segundo por la izquierda, con sus compañeros de selección.

El otro objetivo del año era el mundial. El seleccionador nacional volvió a confiar en él para los pasados Campeonatos del Mundo Sub23 disputados en Limburgo. Carlos asistió a la cita con el objetivo de disfrutar pero con las ideas claras: “Me voy a dejar la piel”, apuntó días antes de la cita mundialista. La carrera no fue la que quería y la prueba se decidió en un sprint final en el que tan solo pudo ser 47º.

Entonces llegó la llamada de Omega Pharma-Quick Step. “Con ellos llevaba trabajando desde el final de mi etapa en Juvenil. Se trataba de una evolución lógica”, confirmó a Dorsal51. La apuesta era clara por ambas partes: “Conozco bien el bloque, entreno con ellos, mi preparador físico es el del equipo y toda la planificación es suya”. Es evidente que Carlos se siente agradecido por todo lo que el equipo belga ha hecho por él: “Me han asesorado y me han aportado mucha confianza. Creen que tengo potencial y vamos a trabajar para que éste salga solo y con él los resultados”, respondió Verona, de forma contundente, al preguntarle por las expectativas que su equipo tiene depositadas sobre él para la temporada 2013.

Muchos creen que el futuro del ciclismo español pertenece a ciclistas como Carlos. Hace una semana el prestigioso diario francés L’Equipe le nombraba como el relevo generacional de los ciclistas que actualmente copan las primeras posiciones del ranking mundial. “Yo no tengo presión. Una vez en profesionales me limito a hacer mi trabajo lo mejor que puedo”. Tan sólo tiene un objetivo: “No defraudar a las personas que han apostado por mi”.

Verona en un entrenamiento con el maillot del Burgos 2016

Además del futuro del ciclismo español, Carlos representa ese nuevo ciclismo del que todos hablan. “Ya es una realidad. Ahora se juzgan hechos que sucedieron hace diez años. Desde hace cuatro o cinco años el ciclismo tomó una dirección correcta y no hay que cambiarla”. Es evidente que se trata de una persona con las ideas claras y que ejemplifica a la perfección el modelo de ciclista que todos los que forman parte de este deporte quieren: “Me limito a contribuir a esta generación de ciclismo limpio”, declaró.

Como ciclista ya le hemos conocido, pero es mucho más que eso. Estudiante de Marketing e Investigación de Mercados en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) sabe que la vida es algo más que dar pedales: “Una cosa no quita a la otra. La formación personal es algo incuestionable, va al margen de lo deportivo. La vida da muchas vueltas y en el deporte las lesiones son frecuentes”. A pesar de tratarse de un profesional del ciclismo, en la universidad no recibe ningún trato de favor: “Soy uno más”. Además Carlos sabe aplicar las ventajas de sus estudios a su carrera como ciclista profesional: “Me da mucha tranquilidad saber que tengo algo más que el ciclismo y ello me ayuda a mejorar en mi rendimiento”.

Fruto del trabajo y la constancia de muchos años, este ciclista del siglo XXI ha hecho que la quimera de ser profesional se convirtiera en realidad. Ahora solo queda crecer, como deportista y como persona, para que la conquista de sus sueños siga el camino que ha llevado hasta ahora. Sólo necesita suerte, trabajo y constancia. El futuro es suyo.